lunes, 11 de junio de 2012

Fin de semana completo...

Hola de nuevo!! Como algunos ya sabéis este fin de semana fue algo ajetreado y entretenido. Para empezar, deciros que mi día favorito de la semana, estando aquí en Londres, es el viernes. A pesar de que tengo que seguir madrugando y preparando el desayuno para los trillizos, después de clase soy libre para hacer lo que quiera.
Para empezar, en cuanto llego a clase ya me siento un poco más alegre. En eso tiene parte de culpa mi profesor de inglés, Ian (siempre intento llegar un cuarto de hora antes para tener tiempo de hablar con él), que no es que sea especialmente atractivo, pero tiene algo que llama la atención, además de ser muy simpático y hacerme reír, y en inglés, que ya es difícil.
Con respecto a los viernes, algunas compañeras de clase y yo ya hemos tomado la costumbre de comer juntas en algún pub de Wimbledon. En uno de ellos ya me he hecho amiga del camarero que siempre me saluda, con cerradísimo acento inglés, con un "¿Cómo estas, mi amor?". Al parecer es lo único que sabe decir en español, el pobre.
Los que me conocen ya saben que me gusta comer, y que disfruto muchísimo probando cosas nuevas, así que, para daros un poco de envidia, si alguna vez venís a Londres y os tropezáis con un pub O'Neils (es una franquicia y hay en muchos sitios) no dejéis de probar la Banoffe Pie, o lo que es lo mismo, pastel de plátano y toffe. Yo ya me puedo morir tranquila. 


Bien. Este viernes hicimos lo mismo, con la diferencia de que mientras estábamos terminando de comer, empezó la Eurocopa 2012, con un partido entre Polonia y Grecia, y como una de nosotras era polaca, Nina, pues nos quedamos todas juntas a ver el partido en la pantalla gigante del pub. A mi me gusta en fútbol, así que me lo pasé muy bien, pero mis pobres compañeras asiáticas no habían visto un partido en su vida y creo que se aburrieron un poco.
Uno de mis deseos sería ver un partido de España en un pub inglés, porque el ambiente es genial, pero de momento los horarios no me vienen bien por ningún lado (¡maldita sea!).

Por otro lado, el sábado fui con Nina a visitar el British Museum, donde hay miles y miles de años de historia del arte condensados en el mismo lugar. 
Yo me sentí fascinada. No paraba de acordarme de mi profesora de Historia del Arte del instituto cuando nos enseñaba las esculturas del Partenón de Grecia. Casi sentía ganas de llorar, de ver en persona algo tan importante, históricamente hablando.

Una de las salas dedicadas a la escultura griega.
Decir también, que me sentí un poco enferma mientras miraba las momias disecadas y todos los restos humanos expuestos allí, porque había cuerpos, secos como una pasa, y hasta esqueletos completos.

Momia y su sarcófago.
Si te paras a pensar, impresiona mucho darte cuenta de todo el espolio que ha hecho Reino Unido al resto de países, cogiendo por las buenas todas esas esculturas, frisos, momias, cientos piezas de barro, etc. y apropiándoselas. Y es que algunas cosas son casi templos enteros, trasladados pared a pared al interior del museo. Precisamente de eso he estado hablando con mi profesor Ian esta mañana, cuando me ha dicho que su "ex-novia" (no sé si era una señal para que me enterara de que estaba soltero) le preguntaba si no se sentía culpable de ser inglés sabiendo todo eso.
A mi por un lado me parece mal, pero por otro, es la única forma de ver tantas obras de arte antiguo en un mismo lugar y sin necesidad de gastar una pasta (la entrada el museo es gratis, por cierto).

Típica imagen de Londres
Y por último, el lado negativo del fin de semana, pero que luego ha acarreado más de una risa. Mi pinchado con el coche. La cuestión es que mi jefa, mientras practicaba con el coche por la izquierda, siempre me decía que me arrimaba mucho al bordillo, pero bueno. Así que, mientras aparcaba el coche para dejar a los niños en su clase de música, le pegué un pellizco a la rueda contra la acera, con tan mala suerte de que ésta explotó. Los niños que siempre van empanados perdidos, se dieron un susto de muerte (yo también, para qué vamos a engañarnos). A uno de ellos hasta lo oí gritar "!Ay, madre!". 
Como pude le expliqué a la profesora de música lo que había pasado, los niños me ayudaron también, y me dejó su teléfono para llamar a mis jefes. Sabía que una rueda pinchada no es nada, pero al no ser mi coche, además un domingo, me daba un palo terrible contarles lo que pasaba. Pero Daniel, mi jefe, que es un cachondo, le quitó importancia y vino enseguida a auxiliarme y a llamar al técnico, porque ninguno tenía ni pajolera idea de cambiar una rueda. Mientras esperábamos, yo no paraba de pensar en mi padre y en las veces que había insistido en que aprendiera a cambiar una rueda.
En fin, todo salió bien porque los niños salieron de clase justo cuando el técnico estaba terminando y no tuvieron que esperar mucho.

Y para terminar, ya puedo decir que he comido en un auténtico restaurante japones, aunque haya sido aquí en Londres. Mis jefes me invitaron (la verdad es que cuando salen ellos con los niños siempre me llevan y me lo pagan todo). No sabía que pedir, por supuesto, y Patricia me aconsejó. Al final me pusieron una especie de bandeja con varios compartimentos (chicken teriyaki bento, se llamaba mi plato). Había arroz blanco japones, ensalada de lechuga y tomate con aceite de sésamo, una especie de croquetas (creo que eran de arroz) que estaban un poco dulces, el pollo teriyaki sobre una cama de brotes frescos de soja (nada de esos embasados en encurtido) y por último tres rollitos de sushi de salmón. Todo estaba buenísimo, el pollo sobre todo, y el sushi no sabía a pescado. Tenía una textura extraña, eso sí, pero no era para nada desagradable al gusto. Además, me siento orgullosa de mi misma porque me lo comí todo con palillos. Necesito más practica, pero no hice ningún desastre.

Por lo demás, no tengo ganas de hablar de cosas tristes, así que ya os contaré otro tipo de reflexiones en otro momento. Gracias por leerme. Besos y abrazos.

miércoles, 6 de junio de 2012

Una semana extraña...

Como todos os podéis imaginar, llevar un blog al día es una tarea casi imposible para alguien tan poco constante como yo. Y como además, no consigo contaros todo lo que he hecho de aquí atrás, pues intentaré ir más o menos al día y si puedo ir relacionando algunas cosas con otras que ya han pasado, pues os las iré escribiendo.
Bien. Dicho esto, posiblemente la semana pasada haya sido la más decepcionante y a la vez la que más fuerzas me ha dado para seguir aquí.

Para empezar, el fin de semana duró cuatro días (de sábado a martes) por el jubileo del 60 aniversario del reinado de Isabel II, y de todo lo que había preparado por la zona y a lo que yo tenía planeado acudir, al final no hice nada. El primer motivo es que el tiempo no acompañaba. Sin ir más lejos, el domingo fue el desfile de barcos por el Támesis y lo vi por la televisión mientras por la ventana me deleitaba con la abundante lluvia que caía sobre las cabezas de la pobre gente que sí había acudido a presenciarlo. Un domingo tranquilo, de esos que me gustan a mi.

Por otro lado, el sábado se celebraban por todos los barrios pequeñas fiestas vecinales, con todos los jardines decorados con la bandera del Reino Unido y a las que la gente acudía con los colores de la misma (es alucinante el fervor que siente esta gente por su país y su reina).
Yo iba a ir a una, que se hacía cerca de mi college y a la que creía que acudirían más compañeros. De hecho fui, pero me encontré con un montón de matrimonios con sus hijos pequeños y ni rastro de nadie que yo conociera. Así que disimulando y haciendo como que iba a esperar alguien en la calle, hice mutis por el foro y se me presentó la difícil decisión de qué hacer a continuación. Sabía que tenía que comer, y no quería volver a casa porque además era mi día libre, así que, a pesar de ir más sola que la una, entré en un pub a disfrutar de la comida inglesa.
Para daros envidia a los que disfrutáis comiendo: ni Foster's Hollywood ni Mcdonals (ni siquiera mis hamburguesas). Las mejores hamburguesas que he probado me las he comido aquí, y solo llevo dos desde que llegué. Y otra cosa, para los seguidores de "Cómo conocí a vuestra madre", los pubs son como el bar McLaren de la serie. El mismo tipo de ambiente y decoración. 
Aquí están abiertos todo el día, primero para servir los copiosos desayunos, después para el lunch como dicen aquí, y a partir de las 6 de la tarde, ya va comenzando la transformación. Ponen musiquilla (he de decir, que me vuelvo loca con la música de los pubs, porque no hay ni una canción que me guste más que la anterior, de estilo pop-rock-alternativo, como me gusta a mi) y la van subiendo de volumen conforme van pasando las horas. (En estos momentos no tengo imágenes propias y no me parece bien cogerlas de internet, así que otra cosas más por la que tendréis que esperar, sorry).
Pues eso, que acabé comiendo conmigo misma y me retiré a casa tan pronto como tuve ocasión, nada emocionante.
Veo que esto se alarga, así que mañana continuaré detallando la semana pasada (es que dio para mucho).
Besos y abrazos para todos.